Quiénes somos // Sobre las reuniones
Reuniones de grupo
Las reuniones de los grupos locales son el centro o núcleo de la Comunidad de A.A. Son, en muchos aspectos, un tipo muy singular de reunión y que seguramente puede parecer muy extraño a los recién llegados. Las preguntas que siguen dan una idea del modo cómo se desarrolla una reunión de A.A. y del papel que desempeña un recién llegado como parte del grupo.
¿Cómo hace una persona para unirse a A.A.?
Nadie "se une" a A.A. en el sentido usual de la expresión. No es necesario llenar una solicitud. (En realidad, muchos de los grupos ni siquiera tienen lista de miembros). No hay que pagar cuota de matrícula ni contribuciones de ninguna clase.
La mayoría de las personas se asocian a A.A. con sólo asistir a las reuniones de un grupo local. Su introducción puede ocurrir de varias maneras. Puede que, habiendo llegado al punto en que sinceramente querían dejar la bebida, se hayan puesto en contracto voluntariamente con A.A. llamando a la oficina local de AA.Inscrita en la gia telefonica, o escribiendo ala Oficina de Servicios Generales Box 459 Gran Central Station Nueva York, NY10163
Otros pueden haber sido llevados a un grupo local de A.A. por un amigo, un pariente, un médico o un consejero espiritual.
Generalmente, un recién llegado a A.A. tiene oportunidad de hablar con uno o más de los miembros locales antes de asistir a su primera reunión. Tiene oportunidad de informarse sobre cómo A.A. les ha ayudado a esas personas. Obtiene información sobre el alcoholismo y A.A. que puede ayudarle a determinar si está o no honradamente preparado para dejar el alcohol. El único requisito para ser miembro es querer dejar la bebida.
A.A. no hace cruzadas para conseguir nuevos miembros. En caso de que después de asistir a varias reuniones, el recién llegado decida que no le conviene seguir, nadie lo instará a que continúe en la Comunidad. Puede que se le diga que considere imparcialmente lo que debe hacer, pero nadie tratará de convencerlo de nada. Sólo el alcohólico mismo, y por sí mismo, pude decidir si necesita o no unirse a A.A.
¿Qué es una reunión "abierta"?
Una reunión abierta de A.A. es aquella a la que puede asistir cualquier persona de la comunidad, alcohólica o no alcohólica. La única obligación en que se incurre al asistir, es la de no revelar los nombres de los miembros de A.A. fuera de la reunión.
Una reunión abierta tiene generalmente un "Director" y otros oradores. El coordinador abre y cierra la reunión y presenta a cada uno de los oradores. Cada cual, a su vez, narra alguna de sus experiencias referentes al alcoholismo. O puede dar su interpretación del programa de recuperación e indicar lo que para él significa la sobriedad. Todas las opiniones que se den son personales, pues los miembros no hablan nunca sino en su propio nombre.
Siempre que se pueda, los programas generalmente tienen a una mujer como oradora, y la mayoría de las veces se procura presentar oradores de diversas capas sociales y de distintos antecedentes y modos de beber.
La mayoral de las reuniones abiertas al público concluyen con un período de conversación entres los asistentes, durante el cual se sirve cafe, refresco, emparedados y pasteles.
¿Hay muchos jóvenes en A.A.?
Uno de los aspectos más alentadores del crecimiento de A.A. es que constantemente crece el número de jóvenes de ambos sexos que son atraídos por el programa antes de que sus problemas de alcoholismo resulten en desastre definitivo. Ahora que la naturaleza progresiva del alcoholismo se comprende mejor que antes, esos jóvenes reconocen que si uno es alcohólico, lo mejor es combatir la enfermedad en sus comienzos.
Cuando la sociedad de A.A. estaba recién fundada, se pensaba generalmente que los únicos candidatos lógicos eran los hombres y mujeres mayores que habían perdido sus empleos, habían desorganizado por completo su vida de familia o, en una u otra forma, se habían aislado de la vida social normal durante varios años.
Hoy en día, muchos de los jóvenes que acuden a A.A. apenas han pasado de los veinte años de edad. Otros aún no los han cumplido. Muchos aún conservan sus empleos y tienen sus familias. Muchos no han estado nunca en la cárcel ni en ningún asilo. Pero han presentido la suerte que les espera, reconocen que son alcohólicos y no ven el objeto que pueda tener el que dejen que el alcoholismo siga con ellos su curso desastroso.
La necesidad de recuperarse es tan fuerte en ellos como en los hombres y mujeres mayores que no tuvieron ninguna oportunidad de acudir a A.A. en su juventud. Una vez que se vuelven miembros de A.A. los jóvenes y los viejos rara vez se muestran conscientes de su diferencia de edad. En A.A. ambos grupos comienzan una nueva vida desde el mismo punto: el último trago.
¿Puedo llevar parientes o amigos a una reunión de A.A.?
Cualquiera que se interese por A.A. bien sea miembro o no, puede asistir a las reuniones abiertas o públicas de A.A. (Consulte al grupo para enterarse de la costumbre local.). A los recién llegados, especialmente, se les invita a que lleven a sus esposas, maridos o amigos, pues si ellos entienden el programa de recuperación podrían ayudarles mejor a adquirir y a conservar la sobriedad. Muchos esposos y esposas van siempre con su cónyuge y toman parte activa en las actividades sociales del grupo local.
(Se recordará que tradicionalmente las reuniones "cerradas" son sólo para los alcohólicos).
¿Con qué frecuencia deben asistir los miembros de A.A. a las Reuniones?
A Abraham Lincoln le preguntaron una vez cuál era la longitud apropiada que deberían tener las piernas de una persona. Su respuesta clásica fue: "La suficiente para que lleguen al suelo".
Los A.A. no tienen que asistir a un número determinado de reuniones en un período de tiempo determinado. Eso es únicamente cuestión del gusto de cada individuo y de sus necesidades. La mayoría de los miembros tratan de ir por lo menos a una reunión por semana. Consideran que con eso les basta para satisfacer su necesidad personal de contacto con el programa por intermedio de su grupo local. Otros van a las reuniones casi todas las noches, en las áreas donde es posible hacerlo. Y otros pueden pasar un tiempo relativamente largo sin ir a una reunión.
La amonestación amistosa, "Siga viniendo a las reuniones", que tan a menudo oyen recién llegados, se basa en la experiencia de la gran mayoría de los A.A., quienes saben que la calidad de su sobriedad se deteriora cuando dejan de ir a las reuniones por mucho tiempo. Muchos saben, por su propia experiencia, que si no van a las reuniones corren peligro de emborracharse - y que si asisten con regularidad les es más fácil permanecer sobrios.
Los recién llegados, especialmente, parecen beneficiarse asistiendo a un gran número de reuniones (o teniendo otros contractos con A.A.) durante sus primeras semanas o meses como miembros de un grupo. Multiplicando sus oportunidades de conocer y oír a otros A.A., cuyas experiencias sean semejantes a las suyas, parece que fortalecen su comprensión del programa y de lo que éste puede ofrecerles.
Casi todo alcohólico, en una y otra oportunidad, ha tratado de permanecer sobrio "por sí mismo". Para muchos de ellos, la experiencia no ha sido especialmente agradable, ni eficaz. Mientras que la concurrencia a las reuniones le ayude al alcohólico a conservar la sobriedad y a divertirse al mismo tiempo, parece que es de buen sentido dejarse guiar por la experiencia de los que "siguen viniendo a las reuniones".
¿Es necesario que un A.A. siga asistiendo a las reuniones toda la vida?
No es necesario, pero - como dijo un miembro - "casi todos lo queremos, y puede que nos convenga a la mayoría".
A la mayoría de los alcohólicos no les gusta que se les diga que tienen que hacer alguna cosa por mucho tiempo. A primera vista, la idea de tener que asistir a las reuniones el resto de la vida, puede parecer verdaderamente desconsoladora.
La respuesta, otra vez, es que uno no está obligado a nada en A.A. Siempre puede decidir hacer una cosa o dejar de hacerla, incluso, buscar o no la sobriedad por intermedio de A.A.
La principal razón para que un alcohólico vaya a las reuniones de su grupo es permanecer sobrio hoy - no mañana o la semana entrante o dentro de diez años -. Hoy, el presente, es el único período de su vida, acerca del cual el A.A. puede hacer algo. No se preocupa por el mañana ni por "el resto de la vida". Lo que le importa es conservar hoy su sobriedad. Ya se preocupará del porvenir cuando éste llegue.
De modo que el A.A. que desee hacer lo que pueda para asegurar su sobriedad en el presente, probablemente continuará asistiendo a las reuniones. Pero su concurrencia siempre será con base a atender a su sobriedad inmediata. Mientras se acerque a A.A. de esa manera, ninguna de sus actividades, inclusive su concurrencia a las reuniones, puede parecerle una obligación a largo plazo.
¿Cómo hago para tener tiempo de ir a las reuniones, trabajar con otros alcohólicos y dedicarme a otras actividades de A.A.?
El recién llegado a A.A. quien durante sus días de bebedor siempre lograba restarle importancia al tiempo que gastaba infiriendo alcohol, a veces se desanima al saber que la sobriedad consumirá también parte de su tiempo. Si se trata de un alcohólico típico, desea recuperar pronto "el tiempo perdido". Quiere dedicarle a su trabajo todas sus energías, gozar de las delicias de la vida hogareña que durante tanto tiempo dejó en completo abandono, dedicarse a la iglesia o a actividades de carácter cívico. Y si no es así, ¿para qué sirve la sobriedad, si no es para vivir una vida normal, una vida llena de satisfacciones?
A.A., sin embargo, no es algo que puede tomarse como una píldora. Por eso A.A. sugiere que la experiencia de quienes han tenido éxito en el programa de recuperación merece ser tenida en cuenta. Casi sin excepciones, los hombres y mujeres que están más satisfechos con su sobriedad son los que van a las reuniones con regularidad, que nunca vacilan si hay que trabajar con otros alcohólicos que buscan ayuda, y que se interesan realmente en otras actividades de sus grupos. Son los hombres y mujeres que recuerdan vívidamente y con honradez las horas sin rumbo que gastaron en los bares, los días de trabajo que perdieron, la eficiencia disminuida y el remordimiento que venía con el malestar que sentían al día siguiente de una borrachera.
En contraste con tales recuerdos, las pocas horas que se emplean apoyando y fortaleciendo su propia sobriedad, no vienen a ser gran cosa.
¿Puede un recién llegado unirse a A.A. fuera de su comunidad?
Esta pregunta la hacen generalmente las personas que al parecer tienen muy buenas razones para no querer exponerse a que sus vecinos los identifiquen como alcohólicos. Puede ser que, por ejemplo, tengan patrones totalmente ignorantes del programa de A.A. y posiblemente hostiles hacia cualquiera que admita que tiene un problema con la bebida. Puede ser que deseen desesperadamente asociarse con A.A. porque ven allí la manera de adquirir y conservar la sobriedad. Pero puede que no se atrevan a unirse a un grupo de su propia localidad.
La respuesta a esa pregunta es que cualquiera puede formar parte de un grupo de A.A. donde quiera que lo desee hacer. Naturalmente, es mucho más cómodo pertenecer al grupo que quede más cercano. También parece que esta es la manera más franca de atacar el problema individual. La persona que se dirige a A.A. en busca de ayuda es, generalmente, pero no siempre, bien conocida como un borracho. Indudablemente, la buena noticia de su sobriedad tiene que extenderse. Muy pocos patrones o vecinos pueden considerar objetable la fuente de la sobriedad de su empleado o amigo, bien sea que se trate de un grupo local o de uno situado a cincuenta millas de distancia.
En nuestros días, pocas personas corren peligro de perder el empleo o los amigos simplemente por permanecer sobrias. Si hemos de tomar la experiencia de muchos miles de A.A. como guía digna de confianza, lo mejor que puede hacer el recién llegado es buscar la ayuda del grupo más cercano, antes de comenzar a preocuparse de la reacción de los demás.
Si me hago miembro de A.A., ¿no perderé a muchos de mis amigos y me privaré de muchas diversiones?
La mejor respuesta a esta pregunta es la experiencia de miles de hombres y mujeres que ya se han unido a A.A. En general, su actividad es que no tuvieron verdadera amistad ni verdaderas diversiones mientras no se unieron a A.A. Su manera de ver las cosas en lo referente a amistades y diversiones, ha cambiado.
Muchos alcohólicos descubren que sus mejores amigos sienten mucho placer al ver que ellos están haciéndole frente a la realidad de que no son capaces de manejar el alcohol. A nadie le gusta ver que un amigo se hace daño a sí mismo.
Naturalmente, es muy importante distinguir entre los verdaderos amigos y los amigos de borrachera que se encuentran casualmente en los bares y tabernas. Es muy seguro que el alcohólico cuente con muchos amigos de esta última clase, cuya jovialidad puede a menudo confundirse con amistad. Puede que por algún tiempo eche de menos a esos amigos tan joviales. Pero serán reemplazados con los centenares de A.A. que conocerá, hombres y mujeres que lo comprenderán y aceptarán, que están dispuestos a ayudarle a mantener su sobriedad en todo momento.
Pocos miembros de A.A. cambiarían el placer que les da la sobriedad por lo que les parecía tan divertido cuando eran bebedores.
Quiénes somos // Sobre las reuniones
El programa de recuperación
Cuando ha asistido a unas pocas reuniones el recién llegado habrá oído seguramente referencias a "Los Doce Pasos", "Las Doce Tradiciones", "Recaídas", "El Libro Grande" y otras locuciones típicas de A.A. Los párrafos que siguen describen esos factores e indican por qué los mencionan con frecuencia los oradores de A.A.
¿Qué son las "recaídas"?
De vez en cuando se da el caso de que se emborrache un hombre o una mujer que ha logrado la sobriedad por intermedio de A.A. Para Alcohólicos Anónimos, una reincidencia de esa clase se conoce generalmente como una "recaída". Puede ocurrir durante las primeras semanas o los primeros meses de sobriedad, o aun después que el alcohólico ha logrado permanecer sobrio por varios años.
Casi todos los A.A. que han tenido esa experiencia dicen que su "recaída" se debe a causas específicas. Intencionalmente olvidaron que habían admitido ser alcohólicos y fueron víctimas de un exceso de confianza en cuanto a su capacidad para manejar el alcohol. O dejaron de ir a las reuniones y de asociarse con otros A.A. O se preocuparon demasiado por sus negocios o asuntos sociales y olvidaron lo importante que para ellos era conservar la sobriedad. O se dejaron fatigar y cayeron por haber debilitado sus defensas mentales y emocionales.
En otras palabras, la mayoría de las "recaídas" no son cosa que simplemente suceda.
¿Tiene A.A. un texto "básico"?
La Comunidad tiene cuatro libros básicos que son generalmente aceptados como "textos". El primero es Alcohólicos Anónimos; también conocido como el "Libro Grande", que fue publicado originalmente en 1939, y luego revisado y editado en 1955 y en 1976.
Alcohólicos Anónimos relata las experiencias personales de 42 bebedores problema quienes lograron una sobriedad estable por primera vez a través de A.A. También relata los pasos y principios a los cuales, según consideran los primeros miembros, debe dárseles crédito por su habilidad para vencer el impulso de beber.
El segundo es Doce Pasos y Doce Tradiciones, publicado en 1953. Es un análisis, hecho por el co-fundador, Bill W., de los principios que hasta ahora han asegurado la continua supervivencia de individuos y grupos dentro de A.A.
El tercer libro, Alcohólicos Anónimos Llega a Su Mayoría de Edad, publicado en 1957, es una breve historia de los primeros dos decenios de la Comunidad.
Otro libro, Como Lo Ve Bill (anteriormente titulado El Sendero de la Vida), es una selección de las obras del co-fundador Bill W.
Estos libros pueden obtenerse por intermedio de un grupo local o pueden pedirse a la Oficina de Servicios Generales en http://www.cnaa.org.co/
¿Qué es el "Programa de las Veinticuatro Horas"?
"El Programa de las Veinticuatro Horas" es una frase que se usa para describir el enfoque básico de A.A. al problema de permanecer sobrio. El A.A. nunca promete dejar el alcohol de por vida. Nunca hace promesas de que "mañana" no se tomará un trago. Al acudir a A.A. en busca de ayuda ya se ha dado cuenta de que, no importa lo sincero que haya sido en prometerse a sí mismo abstenerse de ingerir alcohol "en el futuro", por una u otra razón, se olvidó de sus promesas y se emborrachó. Su deseo incontrolable por la bebida resultó más poderoso que sus buenas intenciones de no volver a tocar el alcohol.
El A.A. reconoce que su principal problema es mantenerse sobrio ¡ahora! Estas veinticuatro horas son el único período a que puede comprometerse en cuanto a la bebida concierne. Ayer ya pasó. Mañana nunca llega. "Pero hoy, - dice el A.A. -, hoy no probaré alcohol. Puede ser que mañana siente la tentación de tomar, y tal vez tome. Pero mañana es cosa de la cual me preocuparé cuando le llegue su turno. Mi problema importante es no beber alcohol durante estas veinticuatro horas".
Junto con el programa de veinticuatro horas, A.A. le da gran importancia a tres dichos que seguramente el recién llegado ha oído muchas veces antes de unirse a A.A.: "Poco a poco se va lejos", "Vivir y dejar vivir" y "Haz primero lo primero". Haciendo que estos refranes sean una base de su actitud hacia los problemas de la vida cotidiana, el A.A. activo se ayuda eficazmente en sus intentos de vivir bien sin el alcohol.
¿Qué es "La Viña"de A.A.?
Grapevine (en inglés) es una revista, en edición de bolsillo, que se publica para miembros y amigos que buscan compartir más ampliamente la experiencia de A.A. La única revista internacional de la sociedad el Grapevine, la edita un cuerpo de redacción compuesto por miembros de A.A. Esiste una versión en castellano, cuyo nombre es "La Viña".
¿Por qué el programa de A.A. no le da resultado a ciertas personas?
La respuesta es que el programa de A.A. resulta eficaz sólo para quienes admiten que son alcohólicos, que sinceramente desean dejar el alcohol y que tienen siempre presente esa verdad como cosa principalmente importante.
A.A. generalmente no surte efecto en el hombre o la mujer que tiene dudas sobre si es o no víctima del alcoholismo, o que se aferra a la ilusión de que podrá beber normalmente en el futuro.
La mayoría de los médicos dicen que ningún alcohólico podrá jamás volver a beber normalmente. El alcohólico tiene que admitir y aceptar este principio fundamental. A la par de esa admisión y aceptación debe existir el sincero deseo de dejar la bebida.
Después de haber estado sobrios por algún tiempo en A.A. algunos se olvidan de que son alcohólicos, a pesar de lo que el diagnóstico implica. Su sobriedad les inspira un exceso de confianza en su fuerza de voluntad y se ponen a experimentar de nuevo con el alcohol. El resultado de esos experimentos para un alcohólico es totalmente el que podría esperarse. El habito de beber se vuelve progresivamente peor.